El Desfile Centenario fue un espectáculo para la vista. Tras la inauguración, miles de personas se dirigieron a la calle que lleva al Campo 19 en el Km. 14 para ver el gran evento.
Se mostró la historia y la tradición menonitas a lo largo de los años, y los cambios realizados década a década hasta la actualidad.
Cuando los lados de la calle se llenaron con miles de observadores emocionados, comenzó el desfile. Hombres vestidos con pechera a caballo llevaban carteles conmemorativos del centenario y de la bandera mexicana.
Les siguieron caballos que arrastraban buggies con familias menonitas, ponis que llevaban niños y parejas que empujaban carriolas antiguas con bebés vestidos en su mejor vestimenta menonita, mostrando cómo vivían los menonitas cuando llegaron a México hace un siglo.
Las jóvenes con vestidos a juego simbolizaban la antigua (y actual) tradición de caminar por la calle un domingo por la tarde, y parejitas se sentaban erguidas en buggies como si fueran a la iglesia.
Casas se vieron montadas sobre remolques, dando una idea de la rica tradición de los hogares menonitas, llenas de mujeres sentadas alrededor de mesas hablando, lavando ropa y disfrutando de una tarde al sol. Mientras, tractores de todas las épocas desfilaban por la calle.
Algunos tractores con los tradicionales neumáticos de acero que los menonitas utilizaban antes de que se permitieran las llantas, y otros igual de antiguos pero más modernos, que simbolizaban los cambios modernos que se aceptaron en el transcurso de cien años para ayudar a su eficiencia y trabajo.
La maquinaria pesada también se desfiló por la calle, un recordatorio del trabajo agrícola que constituye gran parte de la fuerza económica en Cuauhtémoc, especialmente dentro de la comunidad menonita.
La multitud se deleitó con un paracaidista que bajó del cielo en las alturas y aterrizó en un campo al lado de la calle, ganándose el aplauso de miles.
Durante el desfile también se llevó a cabo un espectáculo aéreo, en el que el Aeroclub Manitoba mostró su talento con cinco aviones que dejaron los colores de la bandera mexicana, y un avión en solitario que giraba y hacía piruetas en el aire por encima de la calle.
Hacia el final del desfile, los carros y trocas de época recorrieron la calle. Con décadas de antigüedad, llevaban pasajeros emocionados que saludaban a la gente que los observaba desde el borde de la carretera.
Cuatrimotos, motocicletas y Rzr’s también formaron parte del espectáculo, mostrando nuevos intereses en los jóvenes menonitas que se han aficionado a la vida offroad y Harley Davidson.
Sobre todo, el desfile mostró no sólo la rica tradición que hay detrás de la cultura menonita, sino también la evolución de la comunidad en los últimos cien años. No es ningún secreto que, aunque las tradiciones siguen siendo muy seguidas y respetadas, la modernización también ha dejado huella en la comunidad.
La comunidad menonita ha aprendido a vivir en paz con la tradición y la modernidad, y no hay mejor manera de verlo que disfrutando del Desfile Centenario.